El regadío, los lagos y los mitos de origen – Los mitos de las rutas subterráneas
Un concepto básico de la cosmología andina, y probablemente de la cosmología americana en general, es que el mar rodea el mundo y se extiende por debajo de él. Esta posición del mar alrededor y por debajo de todo se asocia con el concepto de los orígenes de la tierra y por consiguiente con el tiempo pasado. Se cree que los lagos de la Sierra son derivados del mar y se considera que cada lago es el centro de regiones locales específicas. Según la lógica de la organización social andina, el concepto del centro se asocia con lo de afuera.
5 La misma lógica abarca los lagos y el mar. Los antiguos pueblos andinos habían observado las conexiones subterráneas entre un lago y los manantiales formados por filtraciones de agua. A un nivel práctico conocían estas relaciones hidrológicas y desarrollaron técnicas para controlar y aprovechar estas fuentes de agua: drenajes y canales subterráneos. En el nivel mitológico, las relaciones entre un lago y otras fuentes de agua menores se revisten de una importancia cosmológica: el lago, como una manifestación del mar, es el lugar de origen del agua y de la gente.
El lago Titicaca, el lago más grande la Sierra, es el lugar donde Viracocha creó al Sol, la Luna, las Estrellas y los antepasados de cada pueblo. El mundo se pobló cuando Viracocha ordenó a los antepasados que caminasen por debajo de la Tierra, desde el lago Titicaca hasta emerger por las lagunas, manantiales, ríos, cerros o raíces de árboles donde fundaron sus ayllus. Los muertos que, por consiguiente, se han convertido en ancestros, retornan a las fuentes de su existencia, que también son fuentes de agua.
De esta manera, las relaciones hidrológicas reales y posibles se extienden hasta incluir relaciones simbólicas, para expresar nociones sobre orígenes y etnicidad. Y, finalmente, estas relaciones mitológicas fueron llevadas a un nivel político mayor, al utilizar el lago como una expresión de la unidad de varios pueblos y naciones dentro de un solo reino o imperio.
Es significativo que Viracocha, según las tradiciones de la Sierra, creara el mundo en el lago Titicaca. Es el lago más grande de la Sierra y se parece al mar de varias maneras: tiene olas y tempestades, recibe el agua de varios ríos y su agua es un poco salobre.7 El río Desaguadero lleva el agua del Titicaca al lago Poopó, donde el agua parece desaparecer dentro de la tierra, puesto que no tiene salida al mar (Ver Mapa 2). Hay dos teorías andinas que explican este fenómeno hidráulico:
1) el agua fluye directamente al mar por vía subterránea, y 2) el agua fluye debajo de la tierra y brota en la forma de manantiales y riachuelos en la Costa del Pacífico, en la provincia de Tarapacá (hoy en el Norte de Chile).8 Como prueba de ésta segunda explicación, la gente señala la totora que crece tanto en los manantiales como en el lago Titicaca y que se asocia con los lagos de las punas.9 La zona de la Costa asociada con este mito se llama Tarapacá, por una población del mismo nombre. Tarapacá es otro nombre del dios Viracocha. Cieza de León le llama Tuapaca y dice que era otro nombre de Viracocha.10 Pachacuti Yamqui dice que el dios Tonapa también se llamaba Tarapacá o Viracocha.11 Sarmiento de Gamboa relata un mito en el cual Viracocha y dos compañeros sujetan a Tarapacá, lo amarran a una balsa y lo meten en el lago Titicaca por su rebeldía.
12 El río Desaguadero lo conduce a otro lago en el país de los Aullagas (el lago de Poopó, en Bolivia Central), donde desaparece. Este mito se refiere al fenómeno hidráulico de que las aguas fluyen del lago Titicaca al lago Poopó, que no tiene salida al mar, y pareciera que las aguas desaparecen dentro de la tierra. Este mito también explica los orígenes de las aguas que brotan en la Cordillera Occidental, cerca del Pacífico, en Tarapacá. Sarmiento de Gamboa llama “Taguapacac” a Tarapacá y lo convierte en uno de los compañeros de Viracocha al momento de la creación del mundo. Esta versión parece ser la reinterpretación de un mito aimara por una persona de habla quechua, que habría sido el informante de Sarmiento.
Revela un punto de vista incaico, en el que el dios creador aimara Tarapacá se subordina al dios incaico Viracocha. La versión de Sarmiento reduce a Tarapacá al papel del dios de un pueblo conquistado. Por esto le llamaría Taguapacac en vez de Tarapacá. Tagua, que significa ‘cuatro’ en quechua, se refiere a la posición inferior de Taguapacac como el cuarto miembro del grupo de Viracocha; como tal es un forastero y finalmente es expulsado por los otros tres. Su posición es análoga a la de Ayar Cachi en el mito incaico de los hermanos Ayar. Zuidema argumenta que Tarapacá significa ‘cóndor’, o más exactamente, águila (paca) silvestre (tara), y que el cóndor es un símbolo del dios creador de la mitología andina.
13 Como dios creador representa la época salvaje y no civilizada que precedió a la época de la civilización. A veces se le asocia con el período primordial en la forma de las aguas corrientes, comparables al Diluvio, como cuando en los mitos de Huarochirí se trata de Cuniraya Viracocha, quien corrió por el valle de Lurín río abajo persiguiendo a la mujer Cahuillaca, quien se escondió de él en el mar con Urpayhuachac, la esposa de Pachacamac. En este mito Viracocha se asocia a las aguas del rio de Lurín en crecida.
14 Zuidema también argumenta que las asociaciones de Tunuupa con mujeres y con aguas le identifican como la contraparte aimara de Viracocha. En un mito se dice que Tunuupa copuló con dos hermanas: Quesintu, cuyo nombre se refiere al pez boga, que abunda en el lago Titicaca, y Umantuu, cuyo nombre es una referencia a uma, que significa ‘agua’ en aimara. Este mito es análogo estructuralmente al de Cuniraya Viracocha y las dos hijas de Urpayhuachac que vivían en el estanque de Pachacamac.
Otro aspecto del mito de la creación, relatado por Molina, demuestra la importancia de las vías subterráneas para la distribución original de los pueblos y las tierras en la superficie de la Tierra. Viracocha creó los primeros seres de cada nación y los mandó se hundiesen debajo de la tierra que iban a poblar.15 Aunque no se especifica que las rutas que seguían eran acuáticas, el mito de Tarapacá sugiere que lo serían. Además, los antepasados emergieron por lugares que son fuentes de agua, por ejemplo los manantiales y los lagos.
Los cerros también se consideran fuentes importantes de agua.16 Las raíces de los árboles igualmente se asocian con fuentes de agua porque los árboles viejos generalmente están cerca de aguas abundantes y permanentes; de otro modo, no habrían sobrevivido. Un ejemplo es el árbol que se venera en Casta (Huarochirí, Perú Central), que crece encima de la acequia principal y se adora especialmente cuando se limpia anualmente el canal.
17 Un mito moderno de Puquio (Lucanas, Ayacucho), muy parecido al mito de Viracocha que relata Molina, cuenta que los antepasados viajaron por rutas acuáticas subterráneas.18 Añade que los ancestros, los Wachoq, crearon los manantiales y las aberturas en la Tierra, y distribuyeron las tierras y aguas a cada nación. Este es exactamente el mismo rol que tienen los antepasados en el mito de Viracocha. Los Wachoq, al llevar tambores de oro en la cabeza, caminaron por las “venas” del agua subterránea –que son como las venas de sangre de los cerros–, hacia la fuente del agua. Se dice que los muertos, que se convierten en ancestros, vuelven a los lagos que les habían dado la vida. En Cajatambo (en el Perú Central) en el siglo XVII, los muertos regresaban a sus orígenes (pacarinas) en el lago Titicaca.
Lorenzo Huertas interpreta este mito como una referencia a un lago subterráneo.19 En los Andes ecuatorianos los indios de la provincia de Riobamba persistieron, hasta el siglo XVIII, en la creencia de que las almas de sus antepasados frecuentaban al lago Coltacocha. Según el jesuita Juan de Velasco, el lago se ubica encima de una peña alta que tiene la forma de una concha y permite que el agua se derrame por sus bordes hacia todos lados. En medio del lago hay una isla pequeña donde los Puruayes antiguos enviaban a los prisioneros que querían castigar con hambre, o con ahogamiento si intentaban escapar a nado de la isla.
Según Velasco el nombre del lago se refiere a esta tradición.20 ¿Será esta interpretación de la función de la isla una transformación de la creencia en que sus antepasados eran originarios de la isla? Después de todo, la isla de Titicaca era el sitio más sagrado en el lago Titicaca. La idea de una isla para condenar criminales puede haber sido más aceptable ante los misioneros cristianos, en lugar de explicarles la creencia del retorno de las almas al lago. La idea de que los antepasados viajaban por rutas acuáticas subterráneas debe ser muy antigua en los Andes. Aunque no podamos recopilar las tradiciones orales de las gentes que vivieron siglos antes de la Conquista española, sí tenemos algunos testimonios iconográficos a partir de los cuales podemos reconstruir su cosmología y sus mitos.
21 Hay un motivo de la cerámica de la cultura arqueológica Nasca –que floreció durante el Intermedio Temprano en la Costa de Ica, cerca de Puquio–, que ilustra el concepto de los Wachoq. Es una figura que representa el mundo subterráneo y tiene un riachuelo que le sale de la boca y que luego se divide en dos riachuelos. Una transformación de esta divinidad es la representación del dios del maíz, que también tiene un riachuelo que sale de su boca y se divide en dos (Ver Figura 3). Dentro de los riachuelos se ven unos seres antropomorfos que caminan hacia la boca. En un caso llevan vasijas para beber; en otro llevan palos para cultivar o varas.
Es interesante comparar el mito de Puquio con la representación iconográfica Nasca, por la proximidad geográfica de Puquio al valle de Nazca y por la similitud de los conceptos expresados: seres que caminan por vías acuáticas subterráneas hacia una fuente de agua. Los tambores de oro del mito de Puquio pueden ser una transformación de las vasijas o qeros representados en la cerámica Nasca, puesto que ambos objetos se asocian estrechamente con los ritos andinos en los cuales es esencial que la gente baile y se emborrache.
Las varas asocian a estos seres con los huaris, que eran agricultores. Según la mitología del Perú Central y Meridional, los huaris fueron los primeros seres que conocían el cultivo: construyeron los canales de irrigación que utilizaron las aguas de ríos, lagos, manantiales y pozos.22 Figura 3: Dios del maíz, cerámica Nasca: El dios Nasca del maíz con el dios subterráneo y dos riachuelos subterráneos representados en forma de serpientes. Figuras casi humanas con varas caminan por los riachuelos. La vasija pertenece a una colección particular. Foto de R.Tom Zuidema.
Una característica sobresaliente del valle de Nazca es la existencia de una amplia red de canales subterráneos para traer agua de los cerros hasta las chacras en la Costa árida, algunos de los cuales siguen en uso en la actualidad. Estos canales se asemejan a los qanat de Irán y podrían ser las construcciones más antiguas de este tipo en el mundo si es que, en efecto, fueron hechas por los mismos pobladores de Nazca que confeccionaron la cerámica de la cultura arqueológica Nasca.23 Algunos de los canales están revestidos de lajas; otros tienen techos de vigas de huarango.24 A intervalos hay accesos verticales que ahora son llamados “pozos”, que permiten la limpieza y mantenimiento de los canales. En la Sierra hay túneles y canales subterráneos por los cuales transitaron no sólo el agua sino la gente.
En Chavín de Huántar (Ancash), durante el Horizonte Temprano, se construyeron varios túneles como parte del importante centro ceremonial que allí existía. Algunos de estos pasajes fueron construidos para los sacerdotes, pero otros eran canales que conducían el agua desde el río Wacheqsa, más arriba de Chavín, hasta el río Mosna, por debajo del complejo de templos. Restos de sacrificios encontrados en lugares obstruidos en estos canales indican que fueron utilizados para conducir ofrendas hasta el río.25 Otro caso interesante es el de un canal subterráneo en Yanacachi, de la provincia de Chinchaycocha (Junín, Perú Central), que era tan grande que las personas entraban en él.
El canal comenzaba en un manantial de agua salada. Hombres y mujeres entraban en el canal y llevaban ofrendas a la fuente del agua.26 El hecho de que la sal brote de la tierra en forma de manantiales es otro aspecto importante del mito de Tarapacá, puesto que la provincia de Tarapacá es conocida por sus salares y minas de salitre, tan importantes en el siglo XIX. El temperamento de Tarapacá también se asemeja, en los mitos incaicos, al de Ayar Cachi. Ayar Cachi (cachi significa ‘sal’) era el cuarto hermano, que tenía un carácter demasiado violento, como Tarapacá; de manera que sus hermanos lo convencieron de volver a la cueva de donde habían emergido y lo encerraron allí para siempre.
Ayar Cachi se parece a Tarapacá porque los dos se asocian con la violencia y la rebelión: ambos fueron devueltos al mundo subterráneo por sus tres compañeros y ambos se asocian con la sal. En la misma medida en que los antiguos pobladores andinos conocían las aguas subterráneas, dulces y saladas, que corrían por las venas de la Tierra, también conocían los metales del subsuelo. El mito de Puquio se refiere al agua con la metáfora de las venas de sangre de los wamanis (cerros).
En quechua y en aimara se utiliza la misma palabra para hablar de venas de sangre y de venas de metales: circa.27 Además ambos idiomas tienen la palabra ccoya, que significa ‘socavón’.28 En la provincia de Tarapacá los incas tenían minas de plata. La asociación de las venas de metales preciosos con las venas de preciosas aguas se representa míticamente por los tambores de oro que llevan los Wachoq en el mito de Puquio, y por los patos de oro que –se dice– nadan en el lago que existiría debajo de la Plaza de Armas del Cuzco. En Santa Catalina de Pimache (Cajatambo), un pueblo en el Centro del Perú, parte de la gente creía que sus ancestros eran llacuaces, que descendían del Rayo, y otros creían que sus antepasados eran los huaris, que descendían del Sol. Tanto el Rayo como el Sol se creían originarios del Titicaca. Los llacuaces eran pastores. La asociación de los lagos con los orígenes de las llamas se tratará más adelante.
Los huaris eran agricultores. Introdujeron la agricultura irrigada y se asocian con el agua subterránea.29 Formaron los puquios al traer agua desde los lagos por debajo de la tierra. Por ejemplo, se veneraba un puquio llamado Ococo, que significa ‘dentro’.30 Se decía que un huari llevó el agua para el manantial por debajo de la tierra desde el lago Conococha (fuente del río Santa, en el Callejón de Huaylas, Ancash), a la pampa de Uchu Guánuco, a 20 leguas de distancia. Puesto que una legua equivale hoy a 4.83 kilómetros, se trata de una distancia de 96.6 kilómetros. El huari también llevó otros manantiales a otros dos pueblos.31 Este mito de Conococha demuestra que había una jerarquía de lagos, siendo cada uno el origen de fuentes de agua en su propia zona.
El lago Titicaca era considerado como el origen principal de las aguas, de los antepasados del Mundo andino, del Sol, la Luna, y las Estrellas. Los otros lagos se consideraban como orígenes secundarios para zonas menores. La laguna Choclococha (Huancavelica) tenía una importancia similar a la de Conococha. Es una laguna grande en la puna de Guaytará, en la antigua provincia de Vilcas Guaman. Era venerada como el origen de las aguas. Igualmente otra laguna cercana, Urcococha, se consideraba la fuente de donde salieron los primeros auquénidos.32 Urco se refiere al auquénido macho. Los religiosos españoles se irritaron porque se ofrecían sacrificios a las lagunas, tanto de llamas como de seres humanos.33 Chinchaycocha, ahora llamada el lago Junín, es un lago grande en el Perú Central, que también se veneraba como el origen de los auquénidos. Como sabemos que las llamas se asocian estrechamente con los seres humanos en la religión andina, el sentido de su sacrificio sería el de reemplazar al sacrificio humano.
Los pueblos ganaderos de los Andes sienten una intimidad con la llama parecida a la que existía entre el hombre y el buey en la antigua religión griega Clásica. Por consiguiente, si los indios contaron a los españoles que las llamas se originaron del lago, es muy probable que también creyeran que sus antepasados emergieron de esos mismos lagos. Del mismo modo, los Incas tenían la tradición de provenir del lago Titicaca. Viracocha mandó a Manco Cápac, y a sus hermanos y hermanas, que se sumergiesen debajo de la tierra y saliesen por la cueva de Pacaritambo.34 De allí caminaron hacia el Cuzco buscando el sitio donde establecerse, tanteando el suelo con varas de oro, de forma parecida a cómo hoy los varayoq de los pueblos de Ayacucho prueban los suelos mojados cerca de los manantiales, para encontrar el sitio donde habían dejado sus ofrendas el año anterior.
35 El sentido de esta parte del mito de Manco Cápac y Mama Huaco era tanto simbólico-religioso como práctico. Al buscar un sitio húmedo los primeros Incas quisieron asociarse con una abertura en la Tierra que simbolizara la fundación de su grupo, de acuerdo con la lógica cosmológica que hemos estado analizando. Además, en su rol de agricultores, parecido al rol de los huaris en la mitología, buscaban buenas tierras para establecer campos irrigados. El mito dice que probaron la textura y el olor de los suelos. Cuando clavaban la vara, si se caía, significaba que el suelo era pedregoso y no fértil. Si penetraba el suelo y se sostenía, sabían que el suelo era fértil porque era compacto.36 La fertilidad era importante para el cultivo intensivo, o cultivo “perpetuo”, como lo llamó el cronista Sarmiento. Todos estos criterios indican que los Incas buscaban un suelo entre los extremos de grava suelta y arcilla compacta; y que posiblemente buscaban un suelo pantanoso, que tiene dos ventajas: primero, los suelos pantanosos tienen un porcentaje más alto de materia orgánica y por eso son más ricos en nitratos, cuya carencia es el factor limitante de la fertilidad del suelo; y segundo, tienen agua en abundancia. La acumulación del agua en el suelo indica que ese es un punto terminal, desde donde el agua puede ser canalizada a otra parte.
Ramiro Matos Mendieta y su equipo encontraron que en el valle del Mantaro los antiguos pobladores tuvieron preferencia por cultivar tierras pantanosas y áreas de lagunas antiguas.37 Estos factores cosmológicos y prácticos explican la tradición andina de fundar un pueblo encima de un lago. La tradición de la “aldea sumergida” que se encuentra hoy día en los Andes parece ser un concepto traído de Europa y popularizado en el mundo andino en épocas recientes.38 En el Viejo Mundo tiene una distribución antigua y extensa,39 pero no encuentro datos que indiquen una tradición autóctona en los Andes. Una excepción es la tradición de Tunupa y Yamquisupacocha referida arriba. Las aldeas, se dice generalmente, están encima del agua y no debajo.
Este concepto de poblaciones encima de los ríos se encuentra en los Andes Septentrionales, en Colombia y en el Ecuador: Popayán (Colombia), se dice fue construida encima de un río muy grande, igual que Cuenca (Ecuador).40 En el caso de la fundación incaica del Cuzco, Manco Cápac y Mama Huaco escogieron el sitio donde se hundió la vara, que se llamaba Guanaypata (Ver Mapa 3). Guanaypata se ubica más abajo del cerro donde se construyó el templo del Sol, Coricancha, y está cerca del punto donde los dos riachuelos que fluyen a través del Cuzco, el Saphi y el Tullumayo, se unen para formar el río Huatanay. También está cerca del canal antiguo de Patallacta, que fluía hacia el Huatanay. Esta zona se inundaba, sobre todo durante la estación lluviosa, antes de que los incas canalizaran artificialmente las aguas de los riachuelos e instalaran un sistema de drenaje subterráneo.
41 Otro sitio inundado era el centro mismo del Cuzco, donde hoy día está la Plaza de Armas. Ambos sitios eran relativamente llanos y al pie de cerros, de manera que son el primer terreno donde las aguas de los manantiales y riachuelos pueden acumularse. De hecho se cree hoy que hay una relación directa entre estos dos sitios húmedos. Se dice que el agua de los manantiales en el valle donde se encuentra Guanaypata proviene del lago que yace debajo del centro del Cuzco.
42 Se dice que el agua del lago corre por dos riachuelos subterráneos y cada ramal alimenta varias fuentes importantes del valle. Estos riachuelos míticos podrían referirse a los dos drenajes grandes ubicados debajo de la Plaza de Haucaypata, vistos por Estete en la época de la Conquista española del Cuzco.43 Aunque la existencia de un lago subterráneo debajo de la Plaza y los dos riachuelos que forman los manantiales son un mito, es cierto que antiguamente el lugar de la Plaza fue un lago. El lago mítico se reverencia hoy de un modo pseudo-cristiano en la forma de la veneración del Señor de Unu Punku, un retablo de la cabeza y torso de Cristo llevando la cruz hecho en 1658. La imagen se encuentra a la izquierda del altar mayor de la Catedral.
44El nombre Unu Punku (unu significa ‘agua’ en el quechua cuzqueño, y punku significa ‘puerta’) se refiere a la puerta que está húmeda por los bordes. La gente la señala como prueba de la existencia de la laguna subterránea. Cuentan que hay patos dorados que nadan en ella de noche.45 Podemos trazar la historia de esta creencia tanto hasta el pasado real como mitológico del Cuzco. Durante la época colonial se tenía que tratar con problemas verdaderos de inundación del piso de la Catedral. Los manantiales que brotan de la colina sobre la cual se levantó la iglesia catedral solían inundarla, hasta que se construyeron unos canales de desagüe en el siglo XVIII
Los Incas, antes de los españoles, construyeron obras para solucionar el mismo problema. Al llegar al Cuzco incaico, Estete vio y describió dos desagües grandes ubicados debajo de la plaza de Haucaypata. Los desagües entraban en el río Saphi.47 Los españoles también describieron las obras incaicas para la conservación y control de los ríos, cuyos lechos y orillas estaban revestidos de piedra desde una legua encima del Cuzco hasta dos leguas debajo de él. Los Incas habían enderezado el curso de los ríos, y así evitaron que el agua se saliera de su lecho, aún durante la estación de lluvias.
48 El río Saphi habría inundado regularmente la plaza de Haucaypata sin estas obras. Los Incas contaron a los cronistas españoles que originalmente el área de las plazas de Haucaypata y Cusipata, es decir, el centro del Cuzco a ambos lados del río Saphi, había sido un pantano o lago. Betanzos relata que la aldea preincaica de los Alcavizas, que se ubicaba en el sitio del Cuzco, había estado rodeada de un pantano.49 Los descendientes de los Alcavizas en el siglo XVI dijeron que su pueblo original estuvo cerca del lugar donde los Incas construyeron el palacio de Pucamarca.
50 Cieza de León dice que el área de la Plaza de Armas fue un lago o una ciénaga que los Incas drenaron bajo la dirección de Sinchi Roca.51 Garcilaso de la Vega confirma la información de Cieza, y añade que el nombre del palacio de Coracora, en la Plaza de Armas, significaba ‘herbazal’, porque así había sido el sitio donde lo construyeron, y que la plaza enfrente de él había sido un pantano.52 Aunque los Incas drenaron la laguna, conservaron dos pequeñas lagunas, más bien puquios o pozos: una al Norte de la plaza y otra al Sur de ella, y ambas ubicadas dentro de edificios. Las dos “lagunas” se llamaban igual: Ticsicocha. Es un nombre que se conserva hoy como nombre de una calle al Norte de la Plaza, donde siempre hay mucho lodo y agua. El nombre “Ticsicocha” tiene un sentido muy importante: ticsi significa “origen, fundación, o causa”.
53 El término se usa hasta la actualidad en el quechua huanca para denominar el fundador-creador de un pueblo, en contraste con un forastero o inmigrante.54 Por consiguiente, ticsi-cocha conmemora al lago original, o el origen del Cuzco como lago, y representaba la fundación del Cuzco. Ambas eran huacas principales.55 La Ticsicocha más al Sur pertenecía a Mama Ocllo, la hermana mayor de Manco Cápac y la madre de Sinchi Roca. Como tal jugó un rol importante en la fundación del Cuzco incaico, porque fue su hijo quien fundó la dinastía de Urin Cuzco.
El área del antiguo lago, entre las dos Ticsicochas, fue drenada e investida de una importancia mayor como representante del propio mar. Polo de Ondegardo describe cómo los Incas mandaron traer arena de la costa del Pacífico para llenar el área de las plazas de Haucaypata y Cusipata hasta la profundidad de dos palmos y medio, y en algunos lugares más. Sus informantes incaicos dijeron explícitamente que habían traído la arena del mar como reverencia a Ticsi Viracocha. Explicaron que como era un asunto del mar lo llamaron así.
Dentro de la arena enterraron vasijas de oro y plata, así como figuras de auquénidos y pequeñas figuras humanas.56 Puesto que gentes de todas partes del imperio llevaron arena del mar, y el mar era el origen de todo, todo el imperio incaico veneraba esta arena del mar. Cuando Polo se dio cuenta de su sentido religioso y político, mandó a los españoles que utilizaran la arena para construir la Catedral y cuatro puentes. Al traer la arena del mar al Cuzco, los Incas ubicaron el mar ritualmente en el centro religioso y político del imperio incaico.
Utilizaron el idioma religioso para expresar un concepto político: el origen y fundación del imperio. De esta manera pudieron simbolizar la unificación de todo el Mundo andino. De la misma manera que incorporaron al mar en su capital, también incorporaron al lago Titicaca. Pachacuti Yamqui relata que Inca Roca, el fundador de la dinastía de Hanan Cuzco –y como tal la contrapartida de Sinchi Roca–, fue ungido con agua traída de un manantial sagrado de la isla del Titicaca.57 Los incas explicaron que el sentido de este rito era traer el agua del lugar de Tonapa (Viracocha). Los Incas que sucedieron a Inca Roca fueron ungidos igualmente con el agua del Titicaca en el centro del Cuzco, las plazas de Haucaypata y Cusipata, en honor a Viracocha.