EL MUNDO AYMARA – Manqha Pacha: equilibrio con el mundo de las tinieblas
Es el mundo de abajo, el infierno
Allí viven seres maléficos que, desde las profundidades, acechan constantemente. Este mundo es conocido como el mundo de las tinieblas, de encantos, de sufrimientos. Se sostiene que al “manqha pacha” van solamente los pecadores.
Ha sido puesto por Dios para que el demonio, juntamente con los demás seres maléficos, sufra por haberse rebelado contra él en tiempos remotos. Al igual que en los otros espacios, aquí también existe una serie de espíritus con su propia jerarquía.
Cada espíritu tiene poder sobre muchos aspectos; aquellos se componen de: El Supaya (demonio o diablo) viene a ser como el jefe de toda la or- ganización de este espacio. El Sirinu, que toma forma humana y generalmente aparece en la noche, lleva un instrumento musical que suele ser el “charango”.
Los Tutuca, que son vientos que andan como una especie de remolinos o vientos huracanados, causando daño a lo débil que encuen- tran en el camino. Las Saxra por último, son pequeños vientos que también toman la forma de un remolino y transportan a los espíritus malig- nos que causan enfermedades.
El equilibrio en este espacio se caracteriza por el cuidado que se debe tener frente a estos espíritus, siendo conscientes de su existencia y pu- diendo rechazarlos por medio de ritos específicos. Estas relaciones de reciprocidad y equilibrio que el aymara mantie- ne en su cosmovisión son la base fundamental de toda su experiencia religiosa.
Y en esa experiencia vital descubre la existencia como apertura al Trascendente, al que reconoce como “Creador”. “El hombre es considerado una unidad en su medio ambiente, porque su actitud con la naturaleza es de comunión con ella y no de sojuzgamiento; su trabajo agrícola y ganadero es siempre motivo de fiesta y alegría (…).
Es- tas y otras enseñanzas cosmovisivas se han ido dando mediante la práctica, vivencia de ritos y costumbres, así como los cuentos o la literatura oral de generación en generación”.